La viscosidad del aceite lubricante es una propiedad importante que determina su capacidad para lubricar y proteger los componentes en movimiento. Una viscosidad adecuada es esencial para garantizar un rendimiento óptimo de la aplicación.
Se trata de las principales características a tener en cuenta a la hora de seleccionar un aceite. Se define como la resistencia que opone un fluido al movimiento y depende fundamentalmente de la temperatura: a mayor temperatura menor será la viscosidad y al contrario.
El uso de la viscosidad adecuada en un mecanismo va a influir de manera significativa tanto en su buen funcionamiento, como en la reducción del desgaste y prolongación de su vida útil.
Por tanto, es una característica que tiene un impacto significativo en el rendimiento del equipo en los siguientes aspectos:
Fricción: ayuda a reducir la fricción entre las superficies en movimiento. Una viscosidad demasiado alta puede aumentar la fricción y el desgaste, mientras que una viscosidad demasiado baja puede provocar un contacto directo entre las superficies, lo que también aumenta el desgaste.
Contaminación: arrastra las impurezas y los residuos que se pueden acumular en los componentes del equipo. Una viscosidad demasiado alta puede dificultar la eliminación de las impurezas, mientras que una viscosidad demasiado baja puede permitir que las impurezas se acumulen y dañen los componentes.
Temperatura: como hemos indicado anteriormente, la viscosidad del aceite varía con la temperatura. A temperaturas más bajas, la viscosidad es mayor. Una viscosidad demasiado alta a temperaturas bajas puede dificultar el arranque del equipo, mientras que una viscosidad demasiado baja puede provocar una lubricación insuficiente.
La selección de la viscosidad adecuada del aceite
La viscosidad adecuada del aceite debe seleccionarse en función de las condiciones de funcionamiento específicas del equipo. Es una tarea que determina el fabricante de la aplicación en función de sus prestaciones y condiciones de trabajo. A partir de esto, quienes desarrollan los lubricantes se encargan de formular el producto indicado para cada caso.
Los factores que se deben tener en cuenta a la hora de seleccionar la viscosidad incluyen:
Tipo de equipo: la viscosidad del aceite varía en función del tipo de equipo. Por ejemplo, los motores requieren un aceite de mayor viscosidad que los sistemas hidráulicos.
Condiciones de funcionamiento: la temperatura, la velocidad y la carga son factores que también afectan a la viscosidad del aceite.
Normativa de la viscosidad del aceite
A nivel mundial, existen varias normas que agrupan las viscosidades de los aceites, las más usadas con las normas ISO VG y las SAE.
Normas ISO VG
La normativa ISO VG regula los diferentes grados de viscosidad de los aceites para su uso en aplicaciones industriales. Clasifica los lubricantes en función de su viscosidad a una temperatura fija de 40ºC, estableciendo horquillas con los diferentes valores, que se tienen cuenta para la fabricación de los aceites de cada grado.
El resultado es el número ISO para cada una de estas horquillas. Por ejemplo, un aceite con la designación ISO VG 68 tiene una viscosidad de 68 centistokes (cSt) a 40°C. El centiskote es la unidad de medida de la viscosidad cinemática, que mide la resistencia a fluir de un fluido
Por tanto, cuanto mayor sea el número ISO, mayor será la viscosidad del aceite, lo que significa que es más espeso y fluye más lentamente.
Normas SAE
Las normas SAE regulan las viscosidades para aceites en automoción y se dividen en dos:
- SAE motor: para aceites de motor.
- SAE engranajes: para cajas de cambio, diferenciales, puentes o ejes.
En ambos casos, las viscosidades se miden a 100ºC. Al igual que la clasificación ISO VG, SAE establece diferentes horquillas de viscosidades a 100ºC, entre las que se pueden fabricar los aceites, resultando de ellas las diferentes numeraciones:
- Desde el más fluido SAE 8, hasta el más denso SAE 60 en aceites de motor.
- Desde un SAE 80 a un SAE 250 en aceites de engranajes.
Dentro de las viscosidades SAE, hay grados que incluyen la letra W. En este caso, además de la viscosidad mínima del aceite a 100ºC, se determinan sus prestaciones al arranque en frío.
En los aceites de motor, la clasificación incluye desde SAE 0W al 25W, mientras que en los lubricantes de engranaje, la normativa abarca de SAE 70W a 85W.
Aceites multigrado
Por último, indicar que dentro de los aceites SAE, se encuentran fluidos que unen las prestaciones al arranque en frío, con las de las viscosidades a 100ºC. A estos lubricantes se les denomina multigrado, pudiendo tener tantos rangos de viscosidad como se deseen.
Este grupo incluye desde los modernos 0W20, muy utilizados en vehículos híbridos, hasta los tradicionales 10W40 o 20W50.
La viscosidad del aceite es importante porque proporciona una película protectora entre las superficies en movimiento, evita el sobrecalentamiento y elimina las impurezas y residuos reduciendo la contaminación.
De ahí, que sea una característica a tener en cuenta a la hora de seleccionar el lubricante adecuado para nuestro equipo.
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