En el mercado de los lubricantes industriales se avecinan novedades a corto plazo. La lubricación es un proceso necesario para el funcionamiento de prácticamente todos los equipos, especialmente, en la maquinaria industrial o automoción. Digamos que el uso de aceites y grasas es básico para todos los procesos industriales.
Por tanto, esta ‘dependencia’ hace que la demanda de lubricantes industriales siga siendo alta, a pesar de los cambios que se han producido en este sector. La evolución de la tecnología ha permitido a los fabricantes poner en el mercado soluciones de altas prestaciones con las que se consiguen optimizar la lubricación de los equipos y prolongar los intervalos de cambio.
A este ‘cambio de hábito de los consumidores’, se sumaba la globalización de la economía y la fusión de las petroleras en grandes compañías con el objetivo de conseguir ser más competitivas. Un panorama que se iba consolidando sin que nadie presagiara lo que estaba a punto de ocurrir: la irrupción de la crisis sanitaria provocada por la covid-19, un factor que también ha afectado a la industria del lubricante.
Un ejemplo muy concreto lo tenemos en nuestro país, tal y como reflejan los datos publicados por la Asociación Española de Lubricantes (ASELUBE) sobre la evolución del mercado en 2020. El informe indica que durante este año se comercializaron 306.000 toneladas de lubricantes, lo que supuso 42.000 toneladas menos que en 2019, lo que significa la caída del 12.7% del mercado global de lubricantes, debido al impacto de la pandemia.
Ante la bajada del consumo que se estaba registrando en todo el mundo, muchas refinerías decidieron parar su actividad, mientras que otras aprovecharon estas ‘inesperadas circunstancias’ para acometer mejoras tecnológicas en sus procesos de refino y estas compañías aún no se encuentran a pleno rendimiento.
Todo esto está provocando importantes demoras en el abastecimiento de materias primas a los fabricantes, que deben hacer frente a la alta demanda de productos por parte de un sector industrial que ha intensificado su actividad. Por tanto, los retrasos están afectando a las fases de fabricación, procesamiento y entrega de los productos terminados.
Las consecuencias de estos atrasos ya se están notando en el último eslabón de la cadena, el consumidor final, al que no le están llegando los productos, sufriendo esperas que, en muchos casos, son de varias semanas.
Estos cambios en la industria del lubricante, ¿cómo puede afectarnos?
Y, ¿qué tenemos que esperar ahora? Sin duda, habrá una revisión de las tarifas y lo más probable es que atañerá a nuestro bolsillo, dadas las circunstancias actuales por las que atraviesa la industria del lubricante.
La limitación de materias primas (principalmente petróleo), imprescindible para la elaboración de los aceites y grasas, está retrasando los procesos de fabricación de productos y, por tanto, dilatando los plazos de entrega de suministros y de productos al consumidor final. ¿Cómo se puede traducir esta ‘falta de recursos’ y retrasos? Probablemente en un cambio de precios que afectará a toda la industria.
No obstante, el mercado del lubricante no es el único al que le está perjudicando este problema de ‘escasez’ de materias primas, sino que hay otros sectores vinculados con la fabricación de productos derivados del petróleo, como el del plástico o los combustibles, que también están sufriendo estas consecuencias.
En cuanto a los segmentos de lubricantes que pueden verse más afectados por este reajuste de costes, se encuentran los productos de mayor consumo, como es el caso de los aceites sintéticos para motor o procesos industriales y los fluidos hidráulicos, dada su composición y características.
Hay sectores como el de la automoción, que ya llevan meses registrando un incremento, por ejemplo, en las tarifas de mantenimiento y reparación de vehículos, como apunta la Federación de Asociaciones de Agentes Oficiales de la Automoción (Fagenauto).
Tomando como base los datos publicados por el INE, esta federación pone de manifiesto que las facturas en los talleres no han dejado de subir desde agosto de 2019, una tendencia que ha seguido en diciembre de 2020, que registró una subida de una décima frente a noviembre y una variación en el acumulado de enero a diciembre del 2,2% de incremento.
¿Ha podido influir en esta subida la situación actual de la industria del lubricante? Probablemente sí y posiblemente no sea el único sector que esté sufriendo este reajuste de precios o tenga que prepararse para asumir los cambios que se avecinan. Y todo indica que, más pronto que tarde, tendremos respuestas. Veremos.