Cuando se instala maquinaria nueva en una planta industrial, la atención suele centrarse en la calibración de los parámetros operativos, la verificación de alineaciones y las pruebas de carga. Sin embargo, hay un aspecto que con frecuencia se pasa por alto: la lubricación inicial. Y esto, a largo plazo, puede salir muy caro.
Una estrategia de lubricación adecuada desde el primer momento no solo previene fallos prematuros, sino que también optimiza la eficiencia, reduce el desgaste y prolonga la vida útil del equipo.
Ventajas de la lubricación inicial
Veamos por qué este paso es importante para el mantenimiento de nuestros equipos.
Eliminación de residuos de fabricación
Durante el proceso de fabricación y montaje, es normal que queden residuos como virutas de metal, restos de abrasivos o fluidos de corte en el interior del equipo. Si estos contaminantes no se eliminan antes del arranque, actúan como una lija, acelerando el desgaste de cojinetes, engranajes y otros componentes internos.
Por tanto, es recomendable realizar una limpieza a fondo y un primer llenado de lubricante adecuado.
Creación de una película protectora inicial
Las superficies metálicas de los equipos nuevos no han desarrollado un patrón de desgaste uniforme, lo que las hace más propensas a la fricción excesiva en las primeras horas de operación.
El uso de un lubricante crea una barrera protectora que minimiza este riesgo y favorece un rodaje más suave.
Asegurar la compatibilidad con el lubricante
Muchos equipos llegan con un lubricante que no está diseñado para un uso prolongado. Si este fluido no se cambia a tiempo, puede generar problemas de compatibilidad o degradación acelerada del sistema.
Antes de poner en marcha el equipo, revisa las especificaciones del fabricante y asegúrate de que el lubricante de trabajo sea el adecuado para las condiciones reales de operación (temperatura, carga, velocidad, humedad, etc.).
Evitar el gripado
Uno de los mayores riesgos en los equipos nuevos es el gripado, especialmente en cojinetes, engranajes y ejes. Cuando dos superficies metálicas entran en contacto sin una lubricación adecuada, la fricción genera temperaturas tan altas que puede producirse soldadura en seco.
Usar lubricantes con aditivos de extrema presión (EP) y antidesgaste. Estos componentes forman una capa protectora que evita la adherencia metálica y reduce la fricción.
Control de temperatura y estabilidad térmica
En los primeros días de funcionamiento, es normal que un equipo nuevo alcance temperaturas más altas de lo esperado debido a la fricción inicial. Un lubricante con buenas propiedades de disipación térmica evita sobrecalentamientos y asegura una operación estable desde el inicio.
Reducción de ruido y vibraciones iniciales
Los niveles de ruido y vibración suelen ser más elevados en equipos nuevos, ya que los componentes aún están en proceso de asentamiento. Una lubricación eficiente ayuda a suavizar la operación y a reducir microdesgastes prematuros.
Implementar un mantenimiento proactivo desde el inicio
La puesta en marcha de un equipo nuevo es el momento idóneo para establecer una estrategia de mantenimiento basada en el análisis de lubricante. Se recomienda realizar un primer control tras las primeras 100 horas de operación para detectar contaminantes o signos de degradación prematura del fluido.
Por tanto, la lubricación inicial de un equipo nuevo no debe considerarse una simple tarea de trámite, sino una inversión destinada a garantizar su fiabilidad y rendimiento a largo plazo. Implementar buenas prácticas desde el primer día asegura que nuestras operaciones sean más seguras y rentables.
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