En mi experiencia profesional, he comprobado cómo una adecuada formación en lubricación marca la diferencia entre un mantenimiento eficiente y errores que pueden costar caro a las empresas.
“¿Por qué es tan importante la lubricación?” Aunque parece una cuestión evidente, la respuesta no es tan simple. Hoy en día, la evolución tecnológica de los equipos industriales exige algo más que conocimientos básicos: la lubricación no se limita a aplicar un producto entre superficies móviles.
Según estudios recientes, hasta un 80% de las averías mecánicas están relacionadas con problemas de lubricación, ya sea por selección inadecuada del producto, contaminación o prácticas incorrectas.
Este dato subraya la importancia de contar con profesionales formados que puedan llevar a cabo esta tarea de manera eficaz. Un rodamiento mal lubricado puede causar fallos en toda una línea de producción, mientras que un bidón de aceite mal almacenado puede comprometer la calidad del lubricante. Estos son solo algunos ejemplos de cómo unas prácticas inadecuadas pueden tener consecuencias significativas.
Cuando hablamos de lubricación, no podemos pensar solo en la aplicación del producto en un equipo mecánico. Una estrategia de lubricación efectiva implica comprender aspectos como las propiedades químicas y físicas de los lubricantes, su interacción con los materiales y las condiciones de operación.
Además, el enfoque en la sostenibilidad está cobrando cada vez más relevancia en la industria. La correcta selección y gestión de lubricantes puede contribuir significativamente a reducir las emisiones de CO2, minimizar el consumo de recursos naturales y fomentar prácticas más responsables.
Profesionales mejor preparados en lubricación industrial
El desconocimiento técnico provoca errores comunes que pueden traducirse en tiempos de inactividad no planificados y un aumento significativo de los costes operativos. Sin embargo, en muchos planes de mantenimiento se subestima la lubricación, a pesar de que tiene un impacto directo en la productividad y sostenibilidad de las empresas.
Desde mi punto de vista, la formación es una necesidad, no un lujo. En el contexto actual, donde las empresas buscan optimizar recursos y reducir su huella ambiental, los profesionales deben estar capacitados para tomar buenas decisiones, tales como:
- La selección del lubricante adecuado según las condiciones de operación.
- Identificar síntomas de lubricación deficiente.
- Diseñar de planes de mantenimiento predictivo basados en análisis de lubricantes que se usan.
- Prevención y control de la contaminación en sistemas de lubricación.
En este sentido, me gustaría poner en valor iniciativas como la del curso de especialización en lubricantes de automoción e industria desarrollado por ASELUBE (Asociación Española de Lubricantes) y la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Uno de los aspectos que destaco es que el 70% de su contenido lo imparten profesionales en activo de empresas líderes del sector, lo que garantiza una formación actualizada y orientada a la práctica.
En el contexto actual, invertir en formación se convierte en un aliado estratégico para las empresas, especialmente en un entorno industrial cada vez más exigente. Programas como el de ASELUBE y la UPM, respaldados por empresas líderes en el sector de la lubricación industrial, representan una propuesta formativa valiosa para aquellos profesionales que deseen estar mejor preparados.