La demanda de los lubricantes atóxicos de origen vegetal se ha incrementado en los últimos años y hay varios factores que han influido en esta tendencia.
La industria de los lubricantes ha experimentado una notable evolución en las últimas décadas, impulsada por la creciente conciencia ambiental, las normativas más estrictas y la búsqueda constante de alternativas más seguras y sostenibles. En este contexto, los lubricantes atóxicos de origen vegetal han irrumpido como una opción en rápido crecimiento dentro de este mercado.
Los primeros lubricantes atóxicos de origen vegetal surgieron en respuesta a la necesidad de reducir el impacto ambiental y minimizar los riesgos para la salud en diversas industrias como la agroalimentaria.
Se trataba de productos formulados a partir de aceites base de fuentes vegetales como aceite de colza, soja y girasol. Si bien su empleo inicial fue limitado, representaron un paso importante hacia una mayor sostenibilidad en el uso de lubricantes.
Factores clave para el crecimiento de mercado de lubricantes atóxicos de origen vegetal
En los últimos tiempos, el mercado de los lubricantes atóxicos de origen vegetal ha experimentado un crecimiento significativo, impulsado por factores como la creciente preocupación por la seguridad alimentaria, la sostenibilidad y el medio ambiente.
Con el tiempo, los fabricantes de lubricantes de origen vegetal se han centrado en mejorar la eficiencia y el rendimiento de sus productos para competir con los lubricantes tradicionales a base de petróleo. En este afán de mejora, se han realizaron avances significativos en la formulación y aditivos, lo que ha permitido el lanzamiento de lubricantes que ofrecen un rendimiento comparable en términos de lubricación, resistencia al desgaste y vida útil de los equipos.
Conforme las regulaciones ambientales se han vuelto más estrictas, los lubricantes atóxicos de origen vegetal han ido ganando relevancia. Por un lado, cumplir con estas normativas se convirtió en una máxima para muchas industrias, impulsando el uso de productos respetuosos con el medio ambiente. Por otro, la seguridad y baja toxicidad que caracterizan a estos productos, también han ayudado al crecimiento de su demanda.
Aunque en su origen estos lubricantes se comenzaron a utilizar en aplicaciones específicas donde la seguridad y la sostenibilidad eran de particular importancia, poco a poco, este tipo de aceites y grasas comenzaron a emplearse en otras aplicaciones industriales.
Se ha demostrado que también son adecuados para la lubricación de maquinaria pesada, equipos de procesamiento y una variedad de aplicaciones en la industria manufacturera y alimentaria.
Ventajas del uso de estos lubricantes
Como he comentado anteriormente, la preocupación por la seguridad alimentaria ha sido uno de los factores que han influido en el crecimiento de la demanda de estos productos. Los lubricantes tradicionales, elaborados a partir de petróleo, pueden contaminar los alimentos, si entran en contacto con ellos, y causar problemas de salud a los consumidores.
¿Qué empresas están dispuestas a correr este riesgo? Imagino que pocas o ninguna, dadas las graves consecuencias económicas y de mala imagen a las que se exponen.
Un ejemplo de industria a la que beneficia el uso de este tipo de lubricantes es la del olivar. Al contrario que sucede con otros tipos de productos alimentarios e, incluso, con otros aceites procedentes de semillas, el sector olivarero gestiona un fruto sin cáscara, que se obtiene por extrusión en frío y no por procedimientos de extracción química.
Esto significa que la aceituna puede entrar en contacto con lubricantes, ya sean por pérdida o exceso de lubricación, durante las fases previas al embotellado del aceite, es decir, en la recogida, el transporte del cultivo a la almazara o en el proceso de transformación en zumo de aceite.
Precisamente para evitar este riesgo de contaminación, la normativa exige el uso de lubricantes atóxicos y calidad H1. Sin embargo, puedo comprobar cómo cada vez más son las empresas olivareras que dan un paso más y apuestan por productos de origen vegetal.
Con ello consiguen incrementar la seguridad en el proceso de producción del aceite, evitando el rechazo de lotes y, por tanto, reduciendo a cero cualquier riesgo de contaminación.
En LUFILSUR, llevamos años comercializando este tipo de lubricantes y hemos podido comprobar cómo nuestros clientes han conseguido no solo incrementar la seguridad de sus procesos, sino también reducir el consumo de lubricantes y, por tanto, ahorrar costes.
Retos de futuro de los lubricantes de origen vegetal
Desde mi punto de vista, la demanda de este tipo de lubricantes va a continuar creciendo a medida que las empresas opten por reducir su impacto ambiental y promover la sostenibilidad, así como con la introducción del uso de estos productos en otros sectores como el de la automoción (para vehículos híbridos y eléctricos) o la energía renovable.
Esto llevará al desarrollo de formulaciones aún más avanzadas, por lo que creo que la evolución de los lubricantes atóxicos de origen vegetal está aún lejos de haber concluido.
Pero también pienso que a este mercado le queda algunos retos que superar. Uno es el coste, ya que suelen ser productos más caros que los lubricantes tradicionales. El otro haya cada vez más fabricantes que decidan apostar por el desarrollo de lubricantes atóxicos de origen vegetal. El futuro parece prometedor. Veremos.
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