¿Te has preguntado por qué el color del lubricante varía con el tiempo? ¿El aceite de motor debe estar siempre claro? Sin duda, este fluido es vital para el funcionamiento de cualquier vehículo, de ahí la importancia que tiene mantenerlo en buen estado. Veamos qué factores influyen en el cambio de su color y, si es cierto o no, que es mejor que esté claro a oscuro.
El aceite de motor se encarga de lubricar las piezas móviles del motor, reduciendo la fricción y el desgaste. También ayuda a eliminar los residuos y suciedad del motor.
Cuando es lubricante es nuevo, suele ser transparente o de color amarillo claro, un tono que indica que el producto no tiene contaminantes ni residuos. A medida que el aceite cumple con su trabajo, va absorbiendo partículas y suciedad, lo que provoca un cambio en su aspecto. El fluido se va oscureciéndose gradualmente, hasta alcanzar un color marrón oscuro o negro.
Este oscurecimiento es normal y no significa que el aceite esté mal. De hecho, este color oscuro es una señal de que está haciendo correctamente su trabajo, limpiando el motor y eliminando la suciedad.
Sin embargo, cuando el aceite de motor está muy oscuro o desprende un olor a quemado, es una señal de que algo no va bien y es momento de cambiarlo. Con el tiempo, el lubricante pierde sus propiedades, lo que provoca un aumento de la fricción y el desgaste del motor, de ahí que haya que renovar nuestro fluido.
¿Qué nos indica el color del aceite de motor?
El color del aceite del motor varía en función del tipo de lubricante que se utilicemos, el estado del motor y el tiempo de uso. ¿Qué colores son los más comunes en este fluido?
Amarillo dorado o ámbar claro: esta es la apariencia típica del aceite nuevo y limpio. Es transparente y muestra un color amarillo dorado o ámbar claro.
Negro: con el uso se acumulan impurezas y el aceite se vuelve más oscuro. Este color es común los fluidos usados porque arrastran partículas y residuos. Sin embargo, si se vuelve demasiado espeso y se pone muy oscuro o negro, hay que tener cuidado porque es un indicio de que el lubricante está sucio o contaminado y hay que cambiarlo.
Marrón chocolate: cuando presenta un aspecto marrón chocolate y su consistencia es cremosa o muy viscosa, puede ser una señal de que está pasando agua o refrigerante a la mezcla, lo que podría representar un problema más serio.
Es bueno revisar de vez en cuando el color del aceite del motor, pero también el olor es otra manera fiable para evaluar su estado. Por ejemplo, si el lubricante huele como a combustible o a quemado, es muy probable que haya perdido sus propiedades y sea necesario renovarlo.
Cuando el lubricante está bien, desprende un aroma ligeramente dulce. Esto se debe a los aditivos que se incorporan para mejorar la calidad y prestaciones de los aceites de motor.
¿Cuándo cambiar el aceite del motor?
Un lubricante en malas condiciones es un auténtico peligro porque no solo afecta al rendimiento del vehículo, sino que puede acarrear graves y costosas averías. Recuerda que el aceite de motor se encarga de lubricar las partes móviles del motor para evitar el desgaste, por lo que, si esta función no se realiza bien, los componentes del propulsor sufrirán importantes daños.
La frecuencia con la que se debe cambiar el aceite del motor depende de factores como el tipo de motor, de aceite y el modo de conducción. En general, se recomienda renovar este lubricante aceite cada 5.000 a 10.000 kilómetros.
Sin embargo, cuando se conduce en condiciones extremas, como en climas muy fríos o muy calurosos, o cuando se realizan muchos desplazamientos por ciudad, es posible que haya que cambiar el aceite de motor con más frecuencia.
Además de controlar el color y el olor, es importante comprobar el nivel de aceite del motor con regularidad. Es una tarea muy sencilla, que lleva poco tiempo y que puede ahorrarnos muchos quebraderos de cabeza.
Por tanto, el color del aceite del motor es una señal del estado interno de nuestro vehículo. Comprender cómo y por qué cambia puede ayudarnos a tomas decisiones sobre el mantenimiento del motor y prolongar la vida útil de nuestro automóvil.
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