Tener un coche implica llevar a cabo una serie de tareas de mantenimiento, que son primordiales para garantizar el funcionamiento adecuado del mismo.
En este listado de tareas, es imprescindible incluir la revisión del aceite de transmisión. Del buen estado de este lubricante depende la fiabilidad y el correcto funcionamiento de la caja de cambios manual o automática. No hay que cambiarlo con tanta frecuencia como el lubricante del motor, pero esto no significa que le demos menos importancia.
Es conveniente que, de vez en cuando, mires el nivel de aceite de transmisión, porque si algo no va bien en tu vehículo, te va a avisar. Cuando este lubricante tiene la cantidad adecuada y está en buen estado, lubrica correctamente, reduciendo la fricción de los componentes y protegiendo todos los elementos de la caja de cambio contra el desgaste y la corrosión.
Además, en el caso de las transmisiones automáticas, la conservación adecuada del lubricante permitirá mantener una presión adecuada en el circuito, lo que facilita que los cambios de velocidades se hagan de una forma precisa y suave.
Por ello, es importante mirar de vez en cuando el nivel y, sobre todo, cambiar este aceite, junto con el filtro, en los intervalos de tiempo que recomiende el fabricante.
Suelo insistir mucho en la importancia que tiene las revisiones del automóvil en tiempo y forma, porque siempre son una garantía para evitar averías y, sobre todo, ahorrar gastos.
Hay distintos modelos de cambios automáticos y no todos tienen la misma forma de comprobar el nivel de aceite de transmisión. Esto va a depender del tipo de caja de cambio que incluya el vehículo.
En el caso de las cajas de cambios automáticas tradicionales, las de convertidor de par, generalmente el vehículo cuenta con una segunda varilla diferente a la que sirve para medir el nivel de aceite del motor. Lo habitual es que sea de un color llamativo y tenga algún tipo de identificación. Si tienes dudas, consulta el manual del coche.
Aunque hay diversas maneras de hacer esta revisión, voy a explicar la que suele ser más habitual:
- Recorre unos 25 o 30 kilómetros para que el líquido de la caja de cambios alcance la temperatura óptima de servicio.
- Detén el coche en una superficie completamente plana. Sin apagar el motor, pasa el selector del cambio automático por todas las posiciones posibles, permaneciendo unos 5 segundos en cada una de ellas. Durante este proceso, es importante que esté el freno de mano echado y tengas el pie en el freno para que el vehículo no se mueva.
- Tras esto, deja el motor al ralentí unos 5 minutos y después ya puedes comprobar el nivel con el motor en marcha.
- Limpia la varilla, introdúcela y sácala para mirar si se encuentra en el nivel adecuado o está más bajo.
Cuando revises el nivel, aprovecha para mirar el color porque si está muy oscuro o negro es síntoma de que algo le pasa.
En el caso de las cajas de transmisiones manuales, para controlar el nivel de aceite debes:
- Estaciona el coche en una superficie plana con el freno de mano echado y quitando el embrague.
- Apaga el motor y espera unos dos minutos para que el aceite repose.
- Si antes de la revisión, has utilizado el vehículo más de media hora, entonces espera 10 minutos para que el aceite se enfríe.
- Si no ves fuga o mancha de aceite en el suelo, cuando alcances los kilómetros indicados por el fabricante, acude al taller de confianza.
- Si observas pérdidas, no dudes en consultar con tu mecánico.
¿Por qué baja el nivel de aceite de transmisiones?
Si el aceite de transmisiones está por debajo del nivel recomendado, lo más probable es que haya una fuga, bien porque la carcasa de la transmisión tiene alguna fisura, porque alguna junta esté dañada o porque el tapón de drenaje esté flojo o mal apretado (en caso de que lo tenga).
Es fundamental detectar el origen de la fuga y repararla lo antes posible para que el depósito no siga vaciándose. Para saber si tu coche tiene o no pérdidas, fíjate si debajo de la transmisión hay alguna mancha de aceite en el suelo. Si la hay, ¡tienes que resolver este problema!
En las transmisiones manuales el color del aceite es muy parecido al del lubricante de motor. Es por ello, que en ocasiones es complicado saber a primera vista si la fuga es de la caja de cambios o del motor. Si no lo tienes claro, en tu taller de confianza resolverán la duda.
Sin embargo, en las transmisiones automáticas, los aceites suelen ser de colores llamativos azul, verde, rojo… Depende del fabricante, pero es fácilmente reconocible.
¿Qué le pasa a mi vehículo si el nivel de lubricante de la transmisión es bajo?
Generalmente, el coche da pistas cuando el nivel de este lubricante es más bajo de lo recomendado. Independientemente si la transmisión es manual o automática, si no cuenta con la cantidad de lubricante adecuada, las consecuencias serán negativas para el vehículo.
¿Qué puede pasar? La falta de aceite de transmisión reduce la refrigeración de los componentes y provoca un aumento la temperatura. Si el vehículo alcanza temperaturas muy altas y estas se mantienen, es posible que percibas un fuerte olor a aceite quemado o, incluso, veas algo de humo procedente de la zona de la transmisión.
Otro indicador de que algo pasa con el lubricante, es cuando se pone difícil hacer el cambio de marcha en un automóvil con una transmisión manual. La falta de aceite también puede provocar un desgaste excesivo de los sincronizadores lo que puede provocar que alguna marcha se desengrane espontáneamente.
En el caso de la transmisión automática, si el nivel de lubricante es bajo se ralentiza el cambio de velocidades. Al no tener suficiente presión de aceite en el circuito, la transmisión precisará de a dos o tres segundos para crear la presión necesaria para efectuar los cambios de marcha.
Cuando el aceite de transmisiones está en buen estado y con el nivel adecuado, la transmisión automática es silenciosa y suave para el conductor. Pero si escuchas ruidos de traqueteo o un golpeteo rítmico, mientras alguna marcha está engranada, lo más probable es que exista un problema con el convertidor de par provocado por un bajo nivel de aceite.
Como puedes ver, el fluido de la transmisión es esencial para el correcto funcionamiento de tu vehículo.
Aunque la renovación de este lubricante no es tan continua como la de otros aceites, es conveniente que no te saltes las recomendaciones del fabricante del vehículo o de tu taller de confianza. Lo habitual es cambiarlo de 5 a 8 años o a partir de los 160.000 kms.
A la hora de elegir el aceite de transmisión, no renuncies nunca a la calidad y asegúrate de que cumpla con todos los requisitos que necesita tu transmisión.
Esto es una garantía para el sistema de cambios y también te dará tranquilidad porque ahorrarás en averías y, sobre todo, en gastos inoportunos.
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