Si lubricas con mentalidad de “mejor que sobre, a que falte”, ¡stop! Esta actitud puede causar serios problemas, como sobrecalentamiento, daño al motor eléctrico o rotación de grasa.
Comúnmente se piensa que los problemas asociados a los lubricantes se originan por falta de producto, sin embargo, un exceso de lubricación también puede poner en riesgo la máquina. En la industria, la ‘sobre-lubricación’ es algo que ocurre con más frecuencia de lo que creemos.
La lubricación es esencial para los procesos industriales y una mala aplicación, de grasas y aceites puede tener consecuencias desastrosas para la productividad y para la ‘salud’ de la maquinaria. Aunque cada aplicación tiene sus propias exigencias y nivel de llenado, todas tienen en común que un ‘sobrellenado’ puede generar problemas.
Mientras que la falta de lubricante ocasiona fallos de manera más inmediata, el exceso de producto tiene consecuencias a largo plazo. La ‘sobre-lubricación’ afecta a las condiciones tribológicas de la máquina (fricción, el desgaste y la lubricación), produciéndose una mayor contaminación. Poco a poco, esto va dañando a la aplicación, algo que suele derivar en averías.
Por tanto, el exceso de lubricante puede tener consecuencias desastrosas para el equipo y, en consecuencia, para la productividad y nuestro bolsillo. ¿Qué efectos tiene un superar el límite de llenado? Te lo contamos.
Efectos del exceso de lubricación
Más fugas
La probabilidad de desborde o fugas aumenta cuando hay más lubricante del necesario. Esto afecta a otros componentes como latiguillos, respiraderos o filtros de aire, que será necesario cambiarlos.
Más gasto energético
Cuando un equipo tiene más producto de la cuenta, las características del lubricante varían. Esto puede provocar la desviación del punto óptimo de lubricación y, por tanto, incrementar del gasto energético.
Un ejemplo lo tenemos en el motor térmico. Cuando recibe más lubricante del que necesita, la temperatura del aceite disminuye y, en consecuencia, aumenta su viscosidad. Esto hace que se necesite más energía para mover la máquina, algo que conlleva un consecuente incremento del gasto energético.
Residuos
En el caso de lubricación abierta como cadenas, guías, cremalleras, husillos o piñones, el lubricante sobrante se elimina por acción mecánica generando goteos. Estos goteos ensucian el entorno de trabajo, contaminan las zonas de producción y representan un riesgo para los profesionales, debido a posibles caídas por resbalamiento.
Fallos de sellado
El exceso de lubricante puede originar también fallos de sellado. La presencia de más producto de la cuenta aumenta la presión en los retenes, haciendo que se deterioren y se rompan. De manera similar, cuando la grasa se seca y se agrieta, la presión del lubricante adicional puede hacer que se rompa, dañando aún más los cojinetes.
Cuando ocurre esto, el sistema mecánico queda expuesto con el riesgo de que tanto el agua como la suciedad pueden penetrar en el interior.
Degradación
Otra de las consecuencias negativas que tiene el exceso de lubricante es la subida de temperatura, algo que afecta a las condiciones de lubricación, dificultando el paso del producto por las zonas más críticas de la aplicación.
La degradación química genera una oxidación acelerada y un desgaste prematuro de los elementos rodantes. ¿La consecuencia? Puede provocar un fallo del sistema.
¡Ojo con los motores eléctricos!
La ‘sobre-lubricación’ puede tener consecuencias catastróficas en un motor eléctrico. El lubricante puede entrar en el estator y alcanzar los devanados. Si esto ocurre puede generar una derivación a masa y, en el peor de los casos, si no se produce la derivación del estator, provocar un aumento de temperatura.
Como podemos comprobar, la ‘sobre-lubricación’ es una práctica incorrecta que hay que evitar en la industria, dadas las consecuencias negativas que tienen para la maquinaria y, lo más preocupante, el desastroso impacto que puede tener en la productividad de la empresa.